El ojo humano no aprecia diferencias claras en las unidades de brillo entre las dos muestras.

Las diferencias detectables dependen del nivel de brillo de la muestra; por ejemplo, una diferencia de 3,0 GU medida en una superficie muy mate (quizás 5GU) sería perceptible para el ojo humano, pero en un revestimiento de mayor brillo (quizás 60 GU) la diferencia sería muy difícil de notar.

Para un producto dedicado, las tolerancias deben evaluarse experimentalmente (mediante pruebas de usuarios finales de sus revestimientos o "expertos" internos).

Otra buena opción es el uso de un instrumento de 20/60/85 grados, que muestra más igualdad en las diferencias de brillo debidas a los tres ángulos de medición. La experiencia demuestra que una diferencia de brillo de 5 GU, cuando se mide con la geometría correcta, es apenas visible para un observador entrenado.